Los beneficios físicos y emocionales de los aceites esenciales son conocidos y aprovechados desde hace miles de años. Son extraídos de las flores, hojas, frutos o semillas de las plantas a través de la destilación o presión en frío obteniéndose un aceite muy concentrado.
En la edad antigua los aceites esenciales se usaban como desinfectantes o para eliminar virus y bacterias que provocaban enfermedades. Sabemos que sus propiedades se basan en la actividad de las moléculas que los componen.
Acción
Las células receptoras del sistema olfatorio transmiten y registran información de los aromas y las envían al área del cerebro llamada sistema límbico que está íntimamente relacionado con las emociones. Por eso los principios activos de los aceites despiertan memorias y emociones, es decir, pueden intervenir en los estados afectivos y emocionales a partir del reconocimiento de un aroma.
Usos
Los aceites esenciales aportan beneficios que podemos aprovechar de varias maneras, por ejemplo:
1.- Aromaterapia o inhalación.Agregamos unas gotas de aceite esencial a un difusor de cerámica o eléctrico e inhalamos su aroma. Esta es una forma muy segura de obtener sus beneficios.
2.- Masaje. Podemos aplicarlos sobre la piel mezclando unas cuantas gotas de aceite esencial con algún aceite vehicular (coco, almendras, chabacano). Debemos poner atención a cualquier reacción alérgica en la piel, de ser así, descontinuarlo y consultar un médico.
3.- Baños aromáticos. Agregando unas gotas de aceite a tu tina.
Los aceites esenciales no están indicados durante el embarazo, lactancia y en niños menores de 6 años. No deben ingerirse porque algunos pueden ser tóxicos, tampoco usarlos en genitales y evitar el contacto con los ojos. Su uso no es recomendable en mascotas.
Antes de usar cualquier aceite esencial es recomendable que hagas una prueba en alguna zona de tu piel para verificar si te causa alguna alergia o irritación.