Con el paso del tiempo ha cambiado muchísimo cómo festejo este día. Celebrarlo me incluye a mí como la persona más importante. ¿Por qué? Porque hoy entiendo que mi capacidad de amar al otro es proporcional a la capacidad que tengo de amarme a mí misma con todo lo que esto implica. Con mi luz y oscuridad, es decir, aciertos, errores, miedos, logros, fracasos, sueños cumplidos, desilusiones, en fin, el resultado de las decisiones que he tomado y que hoy me hacen ser quien soy.
La vida nos enfrenta más de lo que quisiéramos a situaciones difíciles con nosotros mismas, familia, pareja, hijos, amigos, trabajo, etc. Podemos llegar a pensar que estamos súper trabajadas y que nada nos sacará de nuestro centro y de repente pasa algo que nos pone a prueba.
A veces podemos manejar con más tranquilidad lo que nos sucede y otras sentimos que estamos empezando de cero porque perdemos el control y nos sentimos perdidas.
Cuando aprendí que verme con amor, sobre todo cuando más trabajo me costaba, experimenté el cambio más importante en mi vida, empecé entonces a mirar al otro con esos mismos ojos.
Esto hace que viva los retos desde un lugar diferente, se vale, es más, es sano enojarnos, llorar, gritar, sacar nuestro dolor o frustración, hablarlo, drenarlo para después sanarlo con amor.
Al integrar el aprendizaje de lo vivido nos sentimos en paz y entendemos que todos tenemos luz y oscuridad. Amarnos es cuidarnos, y cada uno decide quien está cerca de tu vida y a quien debemos alejar. Lo importante es sanarnos para AMARNOS.
Disfrutemos desde el amor con todos nuestros amores este día y siempre!!
Lilia.
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